Saturday, November 08, 2008

BIB AZAHAR 14

ECOS DE AMOR Y DE MUERTE

(Con mi admiración al poeta argentino Juan Gelman,
Premio Cervantes, 2007)

Que hay otros mundos posibles
nos lo dice el mirlo en su canto.

La existencia de mundos injustos,
la voz de ese niño africano.

El vuelo sangriento del avión asesino,
la voz de la sangre en la plaza de mayo.

Que llaman al corazón del poeta.
del amor y la muerte con ecos alados.

Encarar a la muerte y la pena ¡es tan duro!
¡Y es tan lindo rimar en los labios amados!

Sé un hombre y un poeta cabal,
no ignores la dimensión de lo humano.

Plántale cara al dolor y la muerte,
y deja ya de mirar a otro lado.

***


Borges y el eco

Gritó hacia el norte y el espejo del eco repitió:
desatino.
Alzó la voz hacia el sur y la voz biseó:
te equivocas.
Lo hizo hacia el alba, y pertinaz reiteraba:
no aciertas
Y cuando giró su grito al ocaso, tozudo y cansino:
no insistas -decía.

Hazle caso al ciego sabio y poeta argentino,
medita y no llores,
que “se aprende”, que el eco es el amigo más fiel
y nos habla al oído del alma.
¡Confía!

Eduardo Quijano Bernal

***


REENCARNACIÓN

(Teyata ohm becance becance maja
becance ramdsa samudgate soja)

Tras la última cosecha
agavillo mis recuerdos
me los llevaré conmigo
cuando llegue ese momento.

No sé si habrá nueva vida
con frutales y sus huertos,
si mi alma reencarnará
en un renovado cuerpo
para hacer lo que no hice
antes de llegar a puerto.

Como si fuera un muchacho
ya elaboro mis proyectos.
Tengo ganas renovadas
de emprender un nuevo trecho
y he aprendido la lección.

La sabré cuando haya vuelto.

***



LA ALDABA

(Soneto)

Cansancio en esta hora es lo que siento,
son los años vividos, que ya pesan.
Los labios de la muerte casi besan
las mejillas de mi alma en mi aposento.

Mi corazón se pinta ceniciento,
palpita con latidos que ya expresan
andares cojitrancos, que sopesan
si seguir o parar en el momento.

Es trance que nos toca, cual nacer,
y el vivir es el resto, con fortuna
o sin ella, es lo mismo, pues se acaba.

Tragedia nos parece el ya no ser
y siempre que nos viene, inoportuna,
llamando a nuestra puerta con la aldaba.

***